Amanda Pressner –cofundadora y managing partner de Masthead Media– publicó en TechCrunch la majestuosa cifra de que menos del 3% de la inversión de venture capital llega a startups lideradas solamente por mujeres, esto a pesar de que son dueñas del 40% de los negocios en Estados Unidos.

La falta de inversión en startups lideradas por el género femenino – y ni hablar de otras minorías- es una oportunidad perdida que nos está costando millones de dólares. Sí, se pierden millones de dólares todos los días al exigir que las empresas lideradas por mujeres crezcan con modelos más similares a MailChimp que a Airbnb.

Esto deja entrever que claramente la situación es mala y va más allá de una especie de crisis moral que afecta al 50% de la población global que busca emprender en el mundo de la tecnología. Es también una crisis económica, pues la falta de inversión en startups lideradas por el género femenino – y ni hablar de otras minorías- es una oportunidad perdida que nos está costando millones de dólares. Sí, se pierden millones de dólares todos los días al exigir que las empresas lideradas por mujeres crezcan con modelos más similares a MailChimp que a Airbnb.

Ser un Mailchimp es increíble, no digo lo contrario. Para mí esta startup, que hace poco fue adquirida por US$ 12 miles de millones por Intuit, es el «dios» del boostrapping, ya que probó que no es imposible crecer sin levantar capital. Pero, crecer de la forma que lo hizo Mailchimp no es ni debiese de ser la regla en un mundo que basa sus especulaciones en tiempos de retorno, ya que gracias al levantamiento de capital empresas como Bumble de Whitney Wolfe logran hacer su IPO de US$ 2,2 mil millones.


Todas quienes hemos estado a segundos de pitchear a un inversionista sabemos que a pesar que
los estudios evidencian cómo startups lideradas por mujeres generan más ingresos y obtienen
mayores ganancias toda, la data no basta. En mi caso, mi primer levantamiento de capital fue en 2009 y provino de una especia de grant de la Universidad de Harvard para financiar un proyecto de impacto social. Años después, en 2014 confirmé el segundo, una cifra bastante mayor que provino del fondo de inversión americano SOSV. Sé lo que se siente levantar capital que no sea de Family, Friends and Fools y también sé lo que significa liderar una empresa sin capital externo, solo con ventas. Y sí, las empresas las puedes mantener con venta, pero no se logra escalar una startup al resto del mundo a la velocidad que necesitas sin la llegada de inversionistas claves que conecten y abran la puerta a las grandes ligas.

Todas quienes hemos estado a segundos de pitchear a un inversionista sabemos que a pesar que los estudios evidencian cómo startups lideradas por mujeres generan más ingresos y obtienen mayores ganancias toda, la data no basta.


Cuando First Round Capital -fondo estadounidense de venture capital de etapas e inversionistas de Uber– publicó un estudio donde comentaba que la inversión en equipos liderados por mujeres era un 63% mejor que aquellas fundadas exclusivamente por hombres, muchos creyeron que era el dato que se necesitaba para disminuir la brecha. Pero, nuevamente, no fue suficiente. ¿La razón? estos fenómenos ocurren de manera inconscientes, son «bias» -sesgos- que existen y no depende de un factor específico.

Un ejemplo magnífico de estos “bias” es, por ejemplo, la desigualdad de paga entre los equipos de fútbol femenino y masculino de Estados Unidos. Durante el mundial de mujeres de Francia 2019, el país del norte ganó su cuarta copa y a pesar de este premio -que muestra que el equipo femeninos es sin lugar a dudas extremadamente más exitoso que el masculino-, las mujeres estaban en peores condiciones que los hombres, recibían menos paga que los hombres y menos beneficios.

Ya consientes de esto, años antes las jugadoras planificaron una serie de estrategias para mitigar las diferencias. Entre ellas estuvo el sumar a nuevas voceras para la prensa, exigir a mujeres en cargos de poder dentro de la federación americana y con data especificaron el valor real de mercado que tenían y generaban como equipo versus a sus compañeros. La data, al igual que en el caso de las startups, no fue suficiente. Fue solo tras la victoria del mundial cuando las pequeñas acciones lograron que miles de norteamericanos gritaran “equal pay”. Esto marcó un hito en el fútbol femenino a nivel global, hubieron cambios, sí, pero no mejoró por completo.

En 2020 Forbes Magazine publicó un artículo donde señalaba que los fondos con diversidad de género tienen dos veces más probabilidades de invertir en equipos fundadores con diversidad de género, 2.6 veces más probabilidades de invertir en startups lideradas por mujeres y tres veces más en un emprendimiento con CEO mujer.

Este caso evidencia que si bien la data demostraba que el equipo de fútbol femenino es más rentable que el de hombres, esta información no funciona cuando el «bias» es superior a los números. Dicho eso, en el mundo del VC la data ayuda, pero si no se combate el «bias» los cambios no ocurrirán. La culpa no es de nadie y es de todos. Los «bias» existen y es la cultura lo que hacen que perduren en el tiempo, no la data. ¿Qué hacer?

Una de las medidas que creo pueden contribuir es el que mujeres ocupen cargos como senior VCs. En 2020 Forbes Magazine publicó un artículo donde señalaba que los fondos con diversidad de género tienen dos veces más probabilidades de invertir en equipos fundadores con diversidad de género, 2.6 veces más probabilidades de invertir en startups lideradas por mujeres y tres veces más en un emprendimiento con CEO mujer. Es obvio, pues los humanos siempre tendremos la tendencia de acercarnos a quienes sean más parecidos/similares a nosotros. Otro punto que puede aportar es el empoderar: apoyando a más mujeres que emprenden con alto potencial, esto a través de conexiones, mentorías y apoyo. Por mi parte trabajo con dos organizaciones con alto foco en el ámbito –Black Ambition (USA) y RedBull (Austria)- y nos queda mucho por avanzar.