Sasha Ivanova, Valeriia Panina y Tatiana Fuforeva lideran SharpShark.io, acelerada por Startup Chile y Dadneo, la que usa dicha tecnología para resguardar la autoría -y sus derechos- de textos e imágenes de copias, plagios o uso sin consentimiento.

La ingeniera informática Sasha Ivanova se encontraba en Córdoba, Argentina, en el 2018, cuando tuvo una conversación con el sindicato de prensa local. Ellos le confiaron que tenían muchos problemas porque otros medios nacionales e internacionales usaban sus artículos sin permiso, afectando su propiedad intelectual y royalties. Ahí fue cuando, tras averiguar sobre la materia descubriendo vacíos de protección al respecto, los que afectan diferentes industrias (musical, gráfica y publicitaria, entre otras), decidió crear una plataforma digital que solucionara este problema.

Tras crear SharpShark.io (Tiburón Inteligente en inglés), junto a sus socias -la diseñadora Valeriia Panina y a la product owner Tatiana Fuforeva-, postularon a StartupChile y fueron aceptadas como un proyecto único en su tipo: una LegalTech (emprendimiento tecnológico aplicado al mundo legal) que empleando tecnología de cadena de bloques (blockchain) entrega protección, detección y asistencia en la gestión de propiedad intelectual digital de principio a fin; algo que hasta hace poco era totalmente impensado.

¿Cómo funciona? Las personas o empresas acceden a la plataforma y esta -mediante blockchain- integra una estampa de tiempo al contenido que se quiere proteger intelectualmente, mientras que en paralelo el archivo se integra al IPFS (The InterPlanetary File System), una suerte de repositorio global llamado «Sistema de archivos interplanetario», donde éste no puede ser adulterado.

¿Qué protege? Para escritores, autores o desarrolladores de contenido, ayuda a generar un portafolio original y prevenir vulneraciones a derechos de autor. Para los medios, asegurar que sus contenidos son 100% auténticos, dueños de su propia propiedad intelectual, junto con herramientas para zanjar cualquier tipo de confusión al respecto. Mientras que para otras industrias -como la publicidad y de soluciones creativas-, permite que sus ideas, propuestas o proyectos, sean usados por la competencia, sin una pérdida del trabajo desarrollado.

Y es que SharpShark monitorea constantemente los contenidos que protege y cuando detecta algún uso del archivo -copia completa o parcial-, publicación en otro sitio o plataforma; repost o (el peor caso) plagio, el usuario recibe las alertas y le permite generar un contacto para resolver la disputa de propiedad intelectual digital, mediante cartas al website y otras autoridades solicitando que el contenido sea eliminado.

“Con la expansión de Internet, se ha formado una gran área gris, donde los contenidos digitales pueden ser fáciles de copiar, pegar y reutilizar. Esto ocurre pese a la existencia de directivas como la Ley de derechos de autor del milenio digital y la normativa de derechos de autor de la Unión Europea, particularmente por las pocas herramientas disponibles para rastrear automáticamente las infracciones de derechos de autor”, explica Ivanova.

Valeriia Panina, su socia de SharpShark.io, añade que el “blockchain le permite crear metadatos que se están constantemente actualizando, lo que lleva a los autores a beneficiarse de la transparencia y la capacidad de realizar un seguimiento de sus trabajos. Es un ejemplo de lo que se puede hacer con la actual tecnología: se puede tener un registro de derechos de autor fácil, transparente y sin un gran costo”.


Desde cualquier parte del mundo

Ambas coinciden en que la peculiaridad de SharpShark es que el servicio que entrega la plataforma comprueba la singularidad del contenido antes de cargarlo y no permite ningún material que ya esté disponible en Internet. Esta función protegerá a otros autores con contenido nuevo tanto como sea posible, lo que es aplicable a textos escritos, imágenes, ilustraciones y similares.

El sistema se encuentra disponible en español, inglés y ruso, y se puede usar desde cualquier punto del mundo. Ya cuentan con clientes establecidos en Latinoamérica, quienes usan sus servicios de forma constante; mientras que desarrollan cuatro pilotos con medios de comunicación en Chile, Rusia y Estados Unidos. ¿El futuro? “Queremos proteger los derechos de autor digitales desde Chile a todo el mundo. Chile es el país más avanzado en cuanto a protección de derechos y creemos que Chile es el lugar para lograr prensa libre de plagio ”, aseguran.